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domingo, 16 de noviembre de 2014

Homenaje a José Saramago (1era y 2da Entrega)


Los seres humanos en su breve tiempo de existencia se plantean diversos interrogantes que evidencian una inconformidad, una carencia, o la necesidad de llenar un vacío existencial, por ejemplo: ¿Por qué soy así? ¿Qué le pasa al otro? ¿Existe Dios? ¿Qué hay después de la vida?, ¿Qué es el amor? ¿Cuál es el trabajo ideal? entre otros.
Los interrogantes son la muestra de cierta inquietud, de cierto malestar, son el reflejo de una incomodidad con algo, con un hecho o con una circunstancia que de alguna forma nos afecta. Cabe notar que la posibilidad de realizar avances científicos, de construir  discursos filosóficos, morales o políticos, la creación de estrategias económicas, entre otros, parten de preguntas que posteriormente se convertirán en un discurso, hipótesis, teoría o en un hecho concreto. Dicho de otra manera, La incógnita aunque suene algo paradójico, es la respuesta a la necesidad del hombre.
Saramago se propuso hacer de la literatura un espacio para reflexionar sobre los interrogantes que mencionamos antes, se propuso cuestionar las verdades que han determinado la manera en la que vivimos y que se manifiestan a través de la Religión, la  Historia, la Política. Este tipo de cuestionamiento surge en un espacio narrativo que acude a la filosofía para reflexionar sobre ello.
En otras palabras, para este escritor la narrativa permite captar el espíritu de una época, sin demostrar ninguna verdad, ningún absoluto, de hecho hacer de la literatura un espacio propicio para la filosofía y viceversa, evidencia que no hay un único tipo de discurso que entrañe lo absoluto y el lenguaje es la mejor muestra de ello.

Esta escritura híbrida nos recuerda el Zaratustra de Nietzsche, la novelística de Thomas Mann, las ficciones de Borges, el estilo de Michel Foucault en la que percibimos ensayos con personajes o cuentos filosóficos que tienen de fondo metáforas, ficciones, historia, denuncia social, convirtiendo la literatura en una parte esencial en el conocimiento de la humanidad. 


 Entremos en las obras:
I

“La balsa de piedra” es una metáfora fascinante. La península Ibérica se desprende del resto del continente y marcha a la deriva por el océano.
Este acontecimiento permite  pensar varios aspectos: crea una nueva esperanza política, social, ética, cultural, en la que simbólicamente nos dice que solo el desprendimiento del poder europeo, el desapego de la influencia norteamericana en su afán por dominar no solo esta parte sino el mundo entero, crea una nueva perspectiva.
Así las cosas, la desterritorialización sufrida por estos personajes es la alternativa que tienen para transmutar los códigos habituales de convivencia, o sea que, este nuevo viaje presupone desandar todos los pasos que la península ha dado y que no le han servido para nada: “Cuántas veces precisamos la vida entera para cambiar de vida, lo pensamos tanto, tomamos impulso y vacilamos, después volvemos al principio, pensamos y pensamos, nos movemos en los carriles del tiempo con un movimiento circular, como los remolinos que atraviesan los campos levantando polvo, hojas secas, insignificantes, que a mas no llegan sus fuerzas, mejor sería que viviéramos en tierra de tifones[1]
Explícitamente el autor nos dice que solo un hecho brusco o en este caso extraordinario hacen que el hombre retorne al uso de la razón y se percate que solo la confianza entre todos los habitantes de la península los puede llevar a una vida digna. Retornar a la razón o desandar los pasos es tener una posición crítica frente a toda la experiencia pasada en la que se ha formado esta pequeña parte del continente y desde allí reconstruirse.


Saramago desde “Manual de pintura y caligrafía” ha hecho de su escritura una búsqueda espiritual, allí va descubriendo el mundo en el cual habita y a su vez se va conociendo él mismo. Precisamente en “Manual de pintura y caligrafía” vemos una reflexión sobre el arte y algunas propuestas estéticas para abordarlo. Principalmente el autor centra sus palabras para contarnos qué es la escritura y lo que significa escribir.
Allí leemos que toda escritura es un viaje interior que intenta ordenar las ideas de la razón, es decir, el acto de escribir está emparentado con sacar a flote y de esclarecer el caos, la discontinuidad, la amalgama de cosas que se encuentran en el pensamiento humano y en el mundo: Separar, dividir, confrontar, comprender, entender, son puntos encontrados en el tiempo, que la razón no puede aprehender y que la escritura si puede congelar.
 Escribir para Saramago es un viaje que intenta descubrir aquello que no vemos, pero que sentimos, aquello que ignoramos intuyendo que está allí, nos da la posibilidad de distinguir cuál es la verdad interior de las cosas y la superficialidad de ellas. Al contrario del éxtasis que los seres humanos sentimos por la velocidad, la escritura va palpando momentos, fantasías, ideas, sensaciones, experiencias, que fortalecen la existencia, en el sentido de concretarlo en el papel, de hacerlo más real y menos efímero, es decir que la palabra escrita se convierte en luz para caminar por el laberinto racional que somos.


Aquí recordamos la frase donde nos dice: “Idea mía de hacer volver la novela al canto original, de convertirla en suma del conocimiento, en poema que, siendo expansión pura, se mantuviese físicamente coherente[2]
Una primera conclusión a la que podemos llegar es que para el autor de “El memorial del convento” la literatura es un espacio que debe ocupar el pensamiento, puesto que en ella se encuentran conjugados el conocimiento, la imaginación y la sensibilidad que hacen parte esencial del ser humano. Todo encuentra una expresión primordial en la novela puesto que está exenta del discurso ideológico y alienante del poder y de los medios de comunicación que se encargan de construir cavernas en el sentido platónico y nos aíslan de lo que realmente está ocurriendo en el mundo.

II

 Desde Manual de pintura y caligrafía* (1977) y Levantado del suelo (1980) Saramago plantea lo que será su obra posterior: reflexiones estéticas, filosóficas y políticas.
La primera aparte de ser una reflexión muy profunda sobre las condiciones de un artista, las estrategias o experimentos que realiza para encontrar su propio estilo y voz, evidencia una de las grandes influencias que tuvo Saramago. Kafka.
No solo es evidente por las condiciones precarias, intimistas, agobiantes, en las que está el protagonista sino por su nombre: H.
La reflexión estética que entre líneas tiene el libro me hizo sentir muy conectado con el autor puesto que como el protagonista yo también tenía un diario en donde escribía todo lo que pensaba: ideas para cuentos, ensayos, poemas, reseñas, cartas que nunca se enviaron… El diario es una forma en la que podemos encontrar un estilo, una voz propia, en últimas, un identidad. Dicho de otra manera, la mejor manera de conocerse es escribiendo en la intimidad porque la hoja en blanco es un interlocutor que apenas tiene algunas palabras en su interior comienza a dialogar con uno. ¿Qué somos para nosotros?
La segunda obra mencionada, intenta reflejar la dictadura que padeció Portugal por más de 30 años, bajo el mando de Antonio de Oliveira Salazar es una muestra del abuso del poder contra la sociedad y muestra cómo ese sistema político es una destrucción de los derechos humanos porque allí no resaltan principios éticos, ni sociales y ni siquiera se pueden suplir necesidades básicas como el comer bien o dormir. Es importante destacar que la temática de la obra es compleja porque el escritor asume el riesgo de caer o no en un panfleto ideológico. No obstante, esta obra tiene un matiz de novela histórica que permite al autor tener presentes los hechos concretos y no defender algún tipo de causa. Evidentemente esto lo juzgan los lectores.
 En una entrevista que le hace Jorge Halperin, Saramago va a decir: “Ahora quien me está diciendo que el mundo es así es la prensa, es la televisión, son los medios. Y, entonces, yo creo que la literatura tiene que ocuparse ahora de otras cosas. Obviamente, no es volver la espalda al mundo, es pensar el mundo más allá de lo inmediato.”[3]
Las alegorías saramaguianas intentan introducir al lector en un mundo desajustado, para que de alguna manera conozca la dirección en la que va y después de leer el libro, al salirse de ese mundo, decida qué va a hacer, por esto sus ficciones más que mostrar una técnica narrativa, un conflicto o unos personajes extraordinarios, pretende mostrar lo que para él es la creación literaria en sí: intentar explicar el universo por medio de hechos y momentos de diferentes épocas pero que coinciden en la misma pantalla literaria, porque en definitiva se trata de la existencia de los seres humanos. Así las cosas, el ejercicio literario que plantea el autor es la conjugación del recuerdo, la imaginación y la reflexión, que van llevando al lector a la crítica, al examen y a los juicios sobre la sociedad en la que vive y de todo aquello en lo que ha sido formado; no es fortuito que en Historia del cerco de Lisboa uno de sus personajes afirme: “Siempre llega el día en que hay que corregir más en el fondo” [4].  
Dicho con otras palabras, la literatura es una hibridación de saberes que evidencia problemas y la complejidad del ser humano, es decir, su comportamiento, la irracionalidad, el absurdo, las paradojas que debemos resolver… infinidad de situaciones y temáticas que al reconstruirlas literariamente no solo está reflejando al mundo sino que a su vez, está reconfigurando la manera de filosofar, en el sentido de que no fabrica conceptos, pero está constantemente jugando con ideas que invitan a la reflexión. 
En este mes de noviembre de 2014, como si fuera un amigo, recordé el cumpleaños de José Saramago, el impacto que causó en mi vida la lectura de sus novelas, la compañía que sentí en los momentos más difíciles por los que pasé, su firme convicción por cambiar el rumbo de su vida, la paciencia para encontrar el amor, el etcétera es infinito.
Autor: Daniel Zapata (@zapataescribe)
Fuente: http://musatura.com/2014/11/05/homenaje-a-jose-saramago-1era-entrega/

[1] SARAMAGO, José. La balsa de piedra, Madrid: Punto de lectura., 2001. p. 119.
[2] SARAMAGO José. Cuadernos de Lanzarote I, Madrid: Alfaguara, 1998. p.184-185. 
[3] HALPERIN, Jorge. Soy un comunista hormonal. Bogotá: Le monde diplomatique. 2002. p.14.
[4] SARAMAGO José. Historia del cerco de Lisboa, Bogotá: Biblioteca el tiempo, 2001. p.10.
      • Este mes de noviembre Daniel Zaptra en su blog Musatura recordará a este genio de la literatura universal llamado José Saramago, que nació un 16 de noviembre de 1922. 


 * Esperanza Fernández canta el poema de José Saramago "A ti regreso Mar"




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