Algunos árboles han caído al interior de las bóvedas de la estación, son las únicas hojas que se ven.
La rubia tiene la cara de los ángeles
que minan las líneas de los leales.
Sería capaz de pedir una hipoteca a un
banco por sus piernas,
por su escote trabajaría estresado,
y los labios me obligarían a cometer
maltratos con mis principios.
Ninguna soñadora menos perfecta nos rescata a los que soñamos casi despiertos.
La rubia sabe que tiene un rostro casi
perfecto.
Por ello no me mira.
Menos mal que soy un “loco” no
clasificado de este metro. Somos muy pocos, los que pensamos que hay salidas al
exterior.
Un tiempo donde andábamos bajo el
cielo, reconocíamos constelaciones y planetas.
Eso decían los libros.
Estación “El arte moderno”.
Aquí la gente aprovecha
para mear,
buen material para
los artistas
que lo convierten
rápido en dinero.
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