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miércoles, 19 de agosto de 2015

Coco...



Reclinada en aquella lujosa butaca de su apartamento del Ritz, con los ojos entornados  y un cigarrillo a medio fumar en su  mano, dejo ir su pensamiento para intentar hacer la recomposición de una vida que la había llevado hasta donde estaba en ese mismo momento. Tantas historias inventadas, tantas como fueron necesarias para poder ir escalando posiciones en un mundo que le había sido negado de nacimiento. Gabrielle, cansada pero satisfecha, una vez más  se dejaba llevar por sus pensamientos, por sus recuerdos…
Blanco y negro… cada vez que veo mi vida pasar por delante de mis ojos, empiezo en blanco y negro. No lo puedo evitar, fue el comienzo.  Pocos podrán entender que el uniforme de un orfanato haya sido mi primera inspiración. Y es que en ese momento, no era inspiración, era lo único que conocía, eso y todos los folletines con fotografías de elegantes mujeres vestidas por los mejores modistos de París que escondía bajo el colchón. Se mezclan tantos recuerdos… Ese primer sombrero que vendí, quién me iba a decir que un simple sombrero de paja sin más adorno que una cinta, me abriría los ojos a lo que sería mi forma de vida. Quitar todas aquellas flores y frutas que llevaban las damas en la cabeza fue el comienzo de una liberación que, sin saber, yo misma estaba provocando, eso y eliminar aquellos espantosos corsés y ballenas que no solo oprimían las carnes, oprimían los movimientos de las mujeres. Sin ni siquiera darme cuenta, estaba haciendo que la Belle Epoque fuera cosa del pasado...
Gabrielle miró hacia la ventana por donde se dejaba colar a través de la cortina, una tenue luz que provenía de alguna farola de la calle, encendió otro cigarrillo y se reclinó aún más… 


 Los hombres… que importante han sido en mi vida pero, lo perdí todo cuando perdí a Boy Capel, mi gran amor. Aún después de muerto, siempre he creído que me seguía protegiendo. Conmigo llego al 31 de la Rue Cambon, a él le debo los primeros y más importantes pasos de mi vida, a su sagacidad y a su protección…. A mí misma no me puedo engañar, he trabajado mucho, he arriesgado mucho pero, los hombres han sido un medio para llegar a la cima, han sido ellos quienes en cada época, han marcado un cambio, me han aupado al siguiente escalón. Yo he sido una mujer transgresora, descorseté a las mujeres para vestirlas de punto, en forma de libertad pero, han sido ellos quienes me han llevado hasta las más altas esferas de la sociedad.  Me inventé un origen, no podía llegar hasta los salones de la élite siendo la hija abandonada de un viajante pero, a partir del querido Balsan, comenzó mi verdadera historia. A partir de ahí comencé a ser Mademoiselle…
Miró alrededor de aquella lujosa habitación y sonrió. El apartamento resultaba un poco recargado pero de belleza, arte, lujo…
¡Ay! Escaleras  maravillosas… Por donde empezaron a bajar mis hadas vestidas de mujer libre y yo, sentada en un escalón viéndolas desfilar, mientras lo más selecto de París, perfumadas de Cinco, se disputaban un lugar para verlas. Cuantos cortes, cuantos alfileres, cuantos días con sus noches para llegar a donde soñaba viendo aquellos folletines. Aquí estoy, viviendo una soledad elegida, la que ha formado mi carácter, que ha endurecido mi corazón, que es orgulloso, y a mi cuerpo que es resistente. Cuantas historias inventadas, cuantas historias vividas, tantas, que hoy no recuerdo cuando comencé a llamarme Coco Chanel…
Autor: Nerea Acosta (@lenenaza)